Después de una integración más gradual, especialmente durante el fin de semana, el jueves se dio un gran paso.
Durante la sesión, junto a un nutrido contingente de la Academia, además del primer equipo, salió a relajarse con otra amplia sonrisa en el rostro.
Siguió un apretón de manos y un abrazo con el entrenador Amorim, antes de formar un grupo de cinco, formados en círculo y manteniendo el balón alejado del suelo. Asistieron sus compatriotas sudamericanos Casemiro y Ugarte, además de Diogo Dalot y Benjamin Sesko.
Bajo el sol de finales de octubre, el ambiente era positivo, reforzado por tres victorias consecutivas, pero nuestros ojos estaban puestos principalmente en Licha. El defensor es sin duda una gran presencia y una figura experimentada.
Como uno de los líderes naturales, ayuda a establecer los estándares y al principio se le asignó un papel en un juego jugado con goles pequeños. Martínez jugó profundo, protegiendo y protegiendo al pequeño objetivo como el último hombre.
Había una sensación familiar de su capacidad de pase controlada y tranquila, con ambos pies, mientras se alineaba con Leny Yoro y en un momento corría hacia adelante para ahuyentar el balón como hemos visto tantas veces desde que se unió al Ajax.



