Este artículo es parte de una serie llamada “Una carta de amor a…”, en la que los autores de Cycling Weekly elogian sus aspectos favoritos del ciclismo. El contenido a continuación no está filtrado, es auténtico y no ha sido pagado.

Lo ames o lo odies, la industria de las bicicletas se basa en la venta de nuevas ideas. Y seamos honestos, los estamos disfrutando; nuestra sed de novedad está impulsada tanto por el deseo como por la necesidad. A menudo, estas innovaciones generan ganancias reales, por pequeñas que sean; con la misma frecuencia, sirven a la búsqueda de eficiencia y márgenes de las marcas. El cambio electrónico es un gran ejemplo de esto. Para los fabricantes, quitar los cables simplifica la instalación y producción del marco.

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